¿Puede la consulta Bahá'í ser afectada por la paradoja de Abilene?


Si tomamos demasiado a la ligera las decisiones grupales que se toman en un ambiente bahá’í podemos caer en lo que se conoce como la Paradoja de Abilene. Este fenómeno que he mencionado se puede dar en grupos donde hay buena estima hacía los demás y una actitud muy empática a todas las personas, como es en el caso de muchos Bahá’ís y pese a que los escritos nos advierten de esto, como personas no somos infalibles de ser contribuidores a este problema y considero buena idea recordar el concepto de esta paradoja ya que es muy práctico y fácil de hacer contrastar en nuestras vidas.

¿Qué es la paradoja de Abilene?

Este es un fenómeno descrito por Jerry B. Harvey en el cual utiliza la siguiente anécdota para elucidarlo:

Era una tarde calurosa, en una visita a los padres de su esposa, su suegro sugiere al esposo de su hija ir a cenar a Abilene, a lo que su esposa replica "excelente idea". El esposo, pese a sentir el inminente peso de manejar varias horas siente que su preferencia debe hacerse a un lado en favor de lo que el grupo diga por lo que dice "suena bien para mí, ¿qué dice tu mamá?" algo que inmediatamente encuentra respuesta en un "claro que sí, tengo mucho de no ir a Abilene."

Luego del arduo viaje, bajo mucho calor, en calles polvosas y por una comida que no valía la pena, regresan a casa e inician una reflexión "Yo la verdad prefería quedarme en casa" dice la suegra "pero decidí ir porque todos estaban muy animados con la idea". A lo que el esposo responde "Yo la verdad no estaba gustoso de manejar en esas condiciones, solo fui para satisfacerlo". Entonces la esposa dice "Ir bajo ese calor era descabellado, yo fui por hacerlos felices". Y por último el suegro dice "Yo sugerí la idea porque pensé que estaban aburridos".

Inadvertidamente todos pactaron hacer un viaje que individualmente nadie quería hacer, todos con la mejor de las intenciones para los demás miembros de la familia.

Cuando escuche sobre esta paradoja, lo primero que pensé es que algunas decisiones bahá’ís que he observado durante mi vida, y algunas que yo mismo he ayudado a ejercer, se realizan en condiciones similares donde muchos ceden su poder de decisión a otros, frases como “me parece bien lo que fulano dijo” o “Casi todos han dicho que si, así que diré que si” sin poner el menor cuidado o el guardarse pensamientos o ideas para uno mismo pensando que pueden hacer conflicto contra lo que se esta decidiendo puede llevar a decisiones pobres que vistas desde afuera parecen inconcebibles.

Las enseñanzas Bahá’ís nos deja bien en claro que debemos tomar decisiones a la luz del razonamiento y exponer nuestras ideas a los demás en un espíritu de máxima camaradería.

‘Abdu’l-Bahá nos señala, en Promulgación de una paz universal:

El propósito es el de enfatizar la afirmación de que la consulta debe tener como meta la investigación de la verdad. Aquel que expresa una opinión no debería decir que es correcta y justa, sino presentarla como una contribución al consenso de opiniones, pues la luz de la realidad se hace aparente cuando coinciden dos opiniones. El hombre debería pesar sus opiniones con extrema serenidad, calma y compostura. Antes de expresar sus propias opiniones debería considerar cuidadosamente las opiniones ya presentadas por otros. Mil personas pueden sostener una opinión y estar equivocadas, en tanto una persona sagaz puede estar acertada. Por lo tanto, la verdadera consulta es deliberación espiritual en una atmósfera y actitud de amor.

Reformulando la anécdota anterior a una donde las personas presentan las cualidades que ‘Abdu’l-Bahá nos sugiere tener a la hora de tomar decisiones en consulta, creo que la esposa habría considerado más la situación de su marido y hubiera preguntado abiertamente su disposición a someterse a tal desafío. La suegra habría dicho abiertamente no desear ir tan lejos. Una cosa que fue una constante para esta familia fue el desear el bien y felicidad de los demás, un poco más de platica y podrían haber acordado una actividad más amena a la situación en la que se encontraban sin quedar agriamente de brazos cruzados y sin realizar ninguna acción.

Y si la razón falla, esta misma unidad ayudará a corregir y revelar la acción más adecuada, lo importante es tratar de considerar las variables y no dejarse llevar por el puro sentimiento sin antes reflexionar un poco lo que se plantea.

Como palabras finales, solo recordarles que la consulta es algo que como Bahá’ís aplicamos en todo momento, no solo en reuniones de asamblea, o reuniones de comités, sino también entre familia, amigos, hermanos; es por eso que esta paradoja llamo mucho mi atención debido a lo aplicable que es a nuestras vidas y lo fácil que puede ser caer en ella, y es un recordatorio de cuan importante es sondear bien nuestras opiniones antes y después de emitirlas a fin de no solo quedarnos cómodos en la nube de los nobles sentimientos.