Ahora les presento un arreglo, de la historia del Grado 1, hecha a la medida para una dramatización; esta historia fue usada por nosotros mismos para presentar a los padres en un festival de logros, fue elegida por la sencillez y lo claro del mensaje, al mismo tiempo que permitía bastantes personajes. Originalmente la historia era solo sobre Maya, no sobre un par de hermanos, pero se hizo así para encajar otro personaje más y para dar igual nivel de oportunidad a niño o niña de llevar adelante la historia como protagonista.
Este arreglo fue hecho por mi padre y mi persona, basado fuertemente en la historia presentada en el Grado 1.
El blog no me ha permitido acomodar bien la historia, pero si prefieren una versión en documento word, pueden descargarlo de aquí.
Esta es la historia de dos
hermanos llamados Maya y Julio, quienes vivían en un lugar donde
el invierno era muy frío. Ambos habían usado los mismos abrigos durante muchos
años y este invierno era igual.
Dice Maya:
-
“Julio, al
ponerme el abrigo se ha roto una manga.”
Dice Julio:
- -“Es que los abrigos están viejos, desgastados y
pequeños.”
Los escucha su padre y dicen:
-
“Es que necesitan abrigos nuevos, para el
próximo invierno, espero tener dinero
para comprarle unos nuevos”.
Todos podían notar que los hermanos
necesitaban nuevos abrigos.
-
“Oigan Niños”
Dijo don Juan el granjero quien vivía cercano a la familia;
-
“Yo les daré la lana de una oveja pero hay que
esperar que la lana este lista y esto será para la primavera”.
-
“Está bien”
Dijeron los niños en
agradecimiento,
-
“Nosotros le ayudaremos a cuidar sus ovejas
mientras llega el día.”
Y así lo hicieron, los hermanos
alegremente les daban de comer pasto y frutas, he incluso les cantaban.
En la primavera, el granjero esquilo la lana, les mostro
como alisarla y alistarla para que estuviera lista para hilar.
Los niños dijeron: “Gracias señor granjero.”
Y así tomaron camino a casa. Una anciana llamada Marta, quien
también vivía cerca de ellos, notó
que necesitaban hilar la lana.
Doña Marta dijo:
-
“Niños, veo que han conseguido lana, si gustan
puedo hilárselas.”
Los hermanos se sintieron muy
agradecidos y dieron las gracias a la señora. Los niños trataron de buscar la
manera de como agradecerle la buena acción a la anciana. Como vieron que tenía
muchos vegetales cultivándose en su jardín decidieron colaborarle todo el
verano, cosechándolos, lavándolos y alistándolos para que ella pudiera sacar
provecho.
Cuando el hilo estuvo listo, los
hermanos también recibieron vegetales y fruta roja con la cual pudieron teñir
el hilo.
Los niños dieron las gracias nuevamente.
Luego los niños visitaron una
tejedora y explicaron la situación, sobre la forma como recibieron la lana y
como doña Marta les preparo el hilo.
La Tejedora al oír la historia dijo:
-
No se diga más niños, yo les hago la tela.
Para demostrar su agradecimiento
mientras la tejedora hacia su trabajo, cada tarde los hermanos ordenaban y
limpiaban su taller.
Tejedora:
-
“Aquí esta niños, una buena tela roja, para dos
futuros suéteres.”
Los Hermanados:
-
“Gracias señora tejedora, se lo agradecemos
muchísimo.”
Después se fueron a visitar el
sastre de la localidad y le explicaron de su situación.
El Sastre dijo:
-
“No se preocupen, yo convertiré esta tela en dos
nuevos abrigos.”
Para mostrar su agradecimiento, mientras
el sastre trabajaba, los hermanos ayudaban barriendo las hojas de otoño. El
sastre midió, corto, puso alfileres y cosió hasta que los nuevos abrigos
estuvieron listos. ¡Los hermanos resplandecían de felicidad!
Los Hermanos dieron las gracias:
-
“Muchas gracias señor sastre, ¡están perfectos!”
Al llegar a casa, su familia
estaba muy contenta.
Los Hermanos dijeron:
-
¡Papá, mamá! Toda la gente nos ayudó.
Estando la familia reunida
decidieron hacer una cena e invitar a todos en agradecimiento, entonces todas
las personas que ayudaron, compartió la cena. Todos muy alegres de ver los
suéteres nuevos y que estuviesen a tiempo para el nuevo invierno.
Esa noche los hermanos felices,
no podían dormir, y en sus pensamientos recordaron:
-
“¡Habra alguien a quien agradecer!”
A la mañana siguiente, se
pusieron sus nuevos abrigos y corrieron a visitar a las ovejas.
Los niños:
-
“Gracias las ovejitas, pues sin su lana, no
tendrían sus suéteres nuevos.”
A lo que las ovejas respondieron.
-
“Baaah.”